jueves, 12 de enero de 2017

Producto Final 





Integrantes:
·       Eduardo Loya 2 “B”
·       Daniel Calderón  2 “D”
Tema: Ensayo la justicia y la ciencia
Asignatura: Proyecto Científico

La justicia y  su relación con La ciencia
“Cuatro características corresponden al juez: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.”
La justicia social es la distribución equilibrada de los bienes dentro de una sociedad. Este término surgió en el siglo XIX con el aparecimiento del capitalismo, el cual se incrementó el descontento de las clases sociales más desfavorables, es por ello, que el término justicia social, tiene dos corrientes, para los socialistas el Estado debe garantizar el desarrollo de la clase social más desfavorecida y el respeto por los derechos humanos y el liberalismo sostiene el desarrollo de oportunidades y protección a la empresa privada. Actualmente, se vincula justicia social con el término de justicia distributiva de Aristóteles, es dar cada uno lo que le corresponde según su contribución a la sociedad. En contraposición a la justicia distributiva existe la justicia retributiva es el castigo o pena que se le aplica a una persona en proporción a la falta cometida por la misma. El hombre tiene ciertamente para con sus semejantes muchos otros deberes morales; así, tiene que alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos, cobijar a los que no tienen techo, cuidar a los enfermos, proteger a los indefensos, ayudar a los débiles, enseñar a los ignorantes. Pero estos deberes son simples deberes morales, y con relación a ellos cada hombre es el único juez capaz de decidir por sí mismo, en cada caso particular, cómo y hasta que punto podrá o querrá cumplirlos. Las cosas son diferentes cuando se trata de sus deberes legales -, estos que consisten en una conducta honesta en lo que se refiere a sus semejantes: en este punto, sus semejantes tienen no solamente el derecho a juzgar, sino, en vistas a su propia protección, el deber de hacerlo. Y, en caso que sea necesario, tienen el derecho de obligarlo a cumplir sus deberes legales; lo que se podrá hacer ya sea a título individual o por concertación. Del mismo modo, lo podrán hacer al momento, si la situación lo exige, o después de deliberarlo, y de manera sistemática, si lo juzgaran bueno, y la situación lo permite. La justicia y la ciencia son ámbitos muy diferentes de la actividad humana. Sin embargo, los conocimientos científicos dan lugar a la aparición de una serie de disciplinas aplicadas que son de gran utilidad en forensia y que pueden ser trascendentales en la Administración de la Justicia. El problema es reconocer primero si una especialidad es realmente científica y si puede utilizarse de manera fiable en el ámbito de la justicia. En este sentido, la utilización de las pruebas de ADN es un buen ejemplo de cómo, poco a poco, se ha ido ajustando su uso en los tribunales. Además los laboratorios donde se practican esas técnicas forenses están correctamente homologados y al mismo tiempo los especialistas que trabajan en ellos son profesionales con una sólida formación y que se mantienen constantemente al día. Otro elemento crucial es que los expertos que aportan su testimonio deben hacerlo de manera precisa y comprensible. Cuando se habla de las ciencias experimentales, se consideran las siguientes ciencias naturales la Física, la Química, la Biología y la Geología. La Astronomía, a pesar de ser una ciencia natural, no se considera experimental, mientras que las Matemáticas se clasifican como una ciencia formal . De las ciencias experimentales arriba expuestas se derivan muchas especialidades, como por ejemplo, si nos centramos en la Biología, tendríamos la Bioquímica, la Genética, la Citología, la Zoología, la Ecología, la Botánica y otras. De ellas pueden surgir aplicaciones técnicas, como la Ingeniería genética, la Biotecnología, etc. Muchas de las disciplinas aplicadas pueden tener utilidad forense, como por ejemplo la Medicina forense (históricamente la primera en aparecer en la Administración de Justicia), la Antropología forense, la Odontología forense, la Química forense, la Entomología forense, la Genética forense, etc. Un punto importante es que, si una hipótesis no puede estar sujeta a la posibilidad de rechazo mediante una observación o experimento, no puede considerarse científica. Una hipótesis, para que realmente pueda catalogarse como científica, debe ser fálsale, es decir, ha de poder ponerse a prueba y ser desmentida por los hechos o por un experimento adverso. Aunque se tenga un cuerpo de experimentos que hayan puesto a prueba de forma importante una hipó- tesis y ésta siempre se haya demostrado correcta, debe recordarse que, por su propia definición, la ciencia no puede llegar nunca a una verdad absoluta. Esta característica del sistema científico constituye una parte integrante de su esencia que, junto con el principio de la variabilidad, exige la utilización de la estadística matemática para una adecuada interpretación de los hechos. Una hipótesis científica que supera pruebas importantes que demuestran su robustez pasa a denominarse teoría. Por ejemplo, tenemos la teoría Cromosómica de la Herencia, la teoría Sinté- tica de la Evolución, o la teoría de la Relatividad. Por cierto, observaciones astronómicas recientes van a poner a prueba una vez más la validez de esta teoría postulada por Albert Einstein (Cho, 2014). Este concepto científico de “teoría” (una explicación bien fundamentada de algún aspecto del mundo natural sustentada por un número importante de observaciones y pruebas experimentales rigurosas) no debe confundirse con el significado coloquial del término que muchas veces empleamos en la vida diaria, y que hace referencia a una suposición o corazonada (Ayala, 2006). Un ejemplo de esto último podría ser “tengo la teoría de que este invierno será menos frío que el pasado”. Es innegable que la ciencia ha permitido el gran desarrollo tecnológico que ha mejorado las condiciones de vida de los seres humanos. Los avances científicos se han conseguido de manera colectiva, es decir, los científicos no trabajan aislados sino que interactúan unos con otros en función de su disciplina. Cuando alguno de ellos lleva a cabo un nuevo descubrimiento, éste se debate primero entre los miembros del mismo equipo de investigación (o grupo de trabajo) y después en seminarios de departamento (o institucionales). Posteriormente se presenta como primicia en congresos y reuniones de ámbito nacional e internacional. La conclusión a la que podemos arribar luego de desarrollar brevemente la justicia, sus formas y su contras, además de su significación bíblica, es que es una virtud que motiva y ayuda al hombre en su camino hacia la felicidad, es un aporte a vivir más dignamente la libertad y que favorece a otros a poder vivir con mucha más dignidad.
Esta reflexión, me hizo descubrir, qué olvidada está la significación de la Justicia, creo que puedo decir con toda razón y sin irme a los extremos que hoy no se vive en una sociedad justa y me ánimo a decir que el mismo mundo no está siendo justo, cuando vemos como una guerra quita la vida a muchas personas con Derecho a vivir, solamente por el deseo de superación de algunos. Donde el individualismo mira más a la persona como un útil y un objeto y no como alguien a la que le debo, a pesar de no conocerla, le debo ayudar a lograr la felicidad, a poder vivir en igualdad, porque simplemente somos iguales y nos debemos unos a otros.
Pero bueno esto me motiva que en mi camino de formación al ministerio pueda desde lo pequeño ser justo, conmigo y con mis hermanos sin dejar afuera a Aquel que es justo con nosotros y nos ayuda con el ejemplo cercano de que la Justicia siempre es posible.


Final 



El objetivo por que se realizo esta investigación fue parainformar a las personas sobre este tema y me gustaría dar a conocer y además que se aprenda sobre este tema y lo importancia que tiene esta ciencia en la sociedad que aunque no es muy conocida es de gran ayuda para la solución de accidentes u homicidios.
Esta investigación también tiene como objetivo crear el interés de seguir investigando sobre este tema y si quedaron dudas poder resolverlas.Introducción
¿Qué es la ciencia forense?, ¿Para qué nos ayuda la ciencia forense?, ¿Cómo surgió la ciencia forense? , ¿Qué es un criminalista?, ¿Cuáles son los tipos de análisis que se hacen en una investigación? Y ¿Cuáles son los tipos de mentes criminales que hay?; todas y más preguntas se contestaran en esta investigación que se realizo para informarte a ti lector cada pregunta será contestada conuna breve explicación del tema.
Cada tema te ayudara introducirte un poco a la ciencia forense y comprender un poco cual es el trabajo de un criminólogo y pueda hacer surgir un interés por seguir investigando sobre este tema. 

Es la aplicación de prácticas científicas dentro del proceso legal. Todo esto podemos traducirlo en investigadores altamente especializados o criminalistas, que localizan evidencias que sólo proporcionan pruebas concluyentes al ser sometidas a pruebas en laboratorios. Parte de la evidencia que hayan a menudo no puede ser vista a simple vista, a veces es hasta más pequeña. La ciencia forense ahora usa de manera rutinaria ADN en delitos seriamente complejos, solucionando muertes a partir de estos bloques estructurales de la vida.Mientras los criminales han desarrollado maneras cada vez más ingeniosas de quebrantar la ley, las fuerzas policiacas han tenido que idear maneras más efectivas para someterlos a la justicia. Con cada contacto que establecemos con un lugar, objeto o incluso otra persona, se deja una presencia física. Todos sabemos que las huellas dactilares y las fundas de una bala pueden delatar a un ladrón, pero ¿sabías que las fibras, los cabellos extraviados e incluso hasta el sucio de tus zapatos pueden implicarte en una investigación criminal?. De hecho, casi todo lo que se encuentra en la escena de un crimen puede ser sometido a prueba y usado como evidencia para probar o refutar la presencia de un sospechoso.
Anteriormente mencionamos que cuando hacemos contacto con cualquier cosa dejamos impregnando una esencia física ya sea química o microbiológica. Ese es el espíritu de las ciencias forenses: multidisciplinar. 
Hace 3000 años en China se utilizaron por primera vez las huellas dactilares como prueba de identidad personal. Desde entonces la ciencia forense y la investigación criminal han evolucionado sin cesar. 
Si hay una ciencia multidisciplinar es la forense: los antropólogos forenses estudian traumatismos y huesos, los odontólogos analizan huellas dentales, los expertos en indicios microscópicos obtienen información a partir de pelos y fibras, polen o tierra, los peritos en balística determinan las armas de un crimen o los biólogos analizan sangre, saliva o semen. Y para ello se utilizan las técnicas más modernas: PCR, electroforesis, cromatografía o espectrometría de masas. 

oda ciencia tiene sus problemas-mito. El origen de la vida en biología, la hipótesis de Riemman en matemáticas o la gran unificación en física son algunos ejemplos. La ciencia forense tiene los suyos. Jack el Destripador, famoso asesino en la década de 1880 en los lúgubres callejones de Witechapel en el East End de Londres, es su problema-mito más famoso: "Más de un siglo después, escritores, investigadores y agentes de policía siguen publicando teorías sobre los motivos y de la identidad del asesino más famoso de la historia" escribe el forense David Owen en su libro "40 casos criminales y cómo consiguieron resolverse". La investigación forense, llevaba sin embargo siglos de progreso antes de los trágicos sucesos de Witechapel a finales del siglo XIX.

Parece que los historiadores coinciden en el lugar y fecha de nacimiento de la ciencia forense: en China durante la dinastía Tang. En el siglo VII, Ti Yen Chieh se hizo famoso por utilizar la lógica y las pruebas forenses para resolver crímenes. En el siglo XIII en China se publicó un libro que explicaba cómo reconocer las señales de ahogo o estrangulamiento, o cómo las heridas podían revelar el tipo y tamaño del arma empleada. 

La ciencia forense debe gran parte de su arsenal de instrumentos y métodos a la ciencia occidental de los siglos XVI a XVIII. A mediados del siglo XVII ya se enseñaba medicina forense en varias universidades de Europa. El instrumental que fue surgiendo progresivamente de la revolución científica fue empleado rápidamente en la lucha contra el crimen. El microscopio, inventado por Zacharias Jansen en 1590, el microscopio estereoscópico para dar imágenes tridimensionales o el de comparación que alinea imágenes para cotejarlas, se utilizaron casi desde su fecha de nacimiento en la ciencia forense.

La fotografía se usó desde sus inicios para retratar huellas y pistas en el escenario del crimen o detalles de heridas y sospechosos. En 1886, Thomas Byrnes, detective de New York publicó la primera colección de "fotos de rufianes" para ayudar a la gente a reconocer el delincuente en el caso de que fueran atracados.

En 1796, el Dr. Franz Josef Gall, desarrolló la frenología. Dicha teoría pretendía ser capaz de describir el carácter de una persona a través de la forma de su cráneo. La práctica fue cayendo poco a poco en desuso hasta que en 1876 la teoría volvió con renovado éxito de la mano de un  ex-cirujano militar. Cesare Lombroso, por aquel entonces director del Asilo de Pesaro, al norte de Italia, publicó  "L'uomo delinquente". Tras haber estudiado más de 6.000 casos de delincuentes, Lombroso estaba convencido de la fuerte relación entre las características físicas y las tendencias delictivas. Así por ejemplo, siempre según Lombroso, los pirómanos tenían una cabeza pequeña, los salteadores de caminos eran muy velludos y los timadores solían ser fuertes. Semejantes correlaciones fueron tomadas muy en serio por los tribunales de la época y los frenólogos eran requeridos como peritos en los juicios. Afortunadamente la frenología, comentada hoy en día como ejemplo de pseudociencia, fue perdiendo adeptos, hasta desaparecer definitivamente.

De aquellas estrambóticas ideas, Alphonse Bertillon extrajo sin embargo algunas lecciones interesantes. Pensó que las medidas corporales sí podían tener una utilidad: cabría usarlas para identificar con precisión a un delincuente. Por unos desafortunados hechos históricos las ideas de Bertillon tuvieron un escaso momento de gloria y pronto cayeron en el olvido. Sus fundamentos no fueron retomados hasta la invención del retrato hablado, en el que se describía una cara según sus partes: frente, nariz, barbilla, orejas y ojos. En los años 50 del siglo pasado la técnica quedó obsoleta con el Identikit, el Photofit y los archivos computerizados, los modernos herederos de Bertillon.

El siglo XIX fue sin duda revolucionario en cuanto a las ciencias forenses se refiere. Patrizi, contemporáneo de Lombroso, diseñó el primer detector de mentiras: el guante volumétrico. El aparato consistía en un guante de latex, que sellado a la altura de la muñeca, registraba los cambios de presión sanguínea, supuestamente asociados a la tensión emocional. Demostró ser muy poco fiable, pero sin duda es el instrumento pionero de los actuales detectores y los diversos sistemas ideados para comprobar la veracidad de las declaraciones de un interrogado. Sistemas, sea dicho de paso, que siguen siendo poco fiables.

La reconstrucción facial de restos óseos realizada actualmente por los antropólogos forenses es un proceso medio científico, medio artístico. Tuvo como precursor a  un anatomista suizo llamado Wilhelm His. Este científico trabajó hace más de cien años en la reconstrucción del rostro a partir de la estructura ósea. Su reto más famoso fue la identificación del supuesto cráneo del compositor Johann  Sebastian Bach (1685-1750). Comparó su reconstrucción con retratos del músico pintados mientras vivía, demostrando la autenticidad de sus restos.


El trabajo del forense consiste en muchos casos en determinar si un arma particular ha sido la responsable de un crimen. Un forense puede ver el desarrollo de una pelea a través de las contusiones  y de cómo y dónde fue asestado el golpe final. Fue Henry Goddar, quien por primera vez consiguió relacionar una bala con el arma utilizada para dispararla a través de muescas. Desde que las ánimas de las armas de fuego disponen de las rayas producidas por la fabricación en serie, a finales del XVIII, cada bala tiene un dueño. Para aumentar su precisión. La vaina lleva grabados los detalles del expulsor y del percutor. Puede incluso determinarse la distancia de un disparo por la forma de las heridas.

Las clasificaciones rigurosas, al estilo de la botánica o la zoología en biología, históricamente representan el pistoletazo de salida de elaboradas subramas científicas empleadas en los estudios forenses. Por ejemplo, hay seis grados de quemaduras, clasificadas de menor a mayor de acuerdo con su gravedad según el esquema propuesto por el barón Dupuytren, un cirujano francés del XVIII. O en 1815 Mathieu Orfila se conviertió en el padre de la toxicología al publicar el libro titulado "Traité des Poisons", una clasificación de los venenos más comunes usados por criminales. A partir de ese momento se hicieron muchos avances. Por ejemplo, el químico inglés James Marsh, desarrolló una técnica infalible para detectar rastros de arsénico. El arsénico es especialmente fácil de detectar porque permanece en las uñas y en el pelo después de la muerte. La lista de venenos manejadas por los forenses es inacabable: cicuta, aconitina, atropina, estricnina, talio, antimonio, arsénico, cianuro o Amanita phalloides son algunos conocidos popularmente. Otros son rara avis como el ricino, uno de los venenos más exóticos. Hasta el extremo de que sólo existe un caso documentado de homicidio por esta sustancia: el del disidente búlgaro Georgi Markov.

Tiempos modernos

Desde los primeros pasos de Marsh, las pruebas para detectar venenos o drogas se han hecho terriblemente sofisticadas: cromatografía de gas, cromatografía líquida de alta presión o de filtración por gel, espectrómetros de masa... Actualmente, gracias a las técnicas de ensayo inmunológico, basadas en el desarrollo de anticuerpos que reaccionan con las sustancias buscadas, se pueden detectar cantidades ínfimas.

Otro ejemplo de sofisticación moderna está en referencia a los explosivos. Los explosivos, en general, se dividen en dos grandes grupos atendiendo a la velocidad de la reacción química. Los lentos son casi todos los explosivos con una onda de presión subsónica. Y los rápidos producen una onda de presión supersónica, caso de la dinamita, el TNT o el RDX. Ningún explosivo, por potente que sea, se consume totalmente en su explosión. Siempre dejan residuos que pueden localizarse en el interior de muebles u objetos variados por penetración. Todos los posibles materiales absorbentes en el lugar del incidente son  sumergidos en acetona y los residuos se analizan. Con una bomba de vacío se recogen los vapores de la superficie y se analizan con un cromatógrafo para determinar sus componentes. Existen máquinas capaces de determinar automáticamente e in situ tipos de explosivos tanto militares, comerciales como caseros.

Y las matemáticas, ¿están ausentes de la ciencia forense? Entre 1979 y 1981 Atlanta estuvo atemorizada por violentos asesinatos de adolescentes. Wayne Williams fue condenado por estos hechos por ... ¡la matemática! , en concreto por la teoría de las probabilidades. En los casos de raptos, secuestros o asesinatos los investigadores pasan una aspiradora especial para recoger todo tipo de pruebas como pelos o fibras. Unas pequeñas fibras de color verde olivo, relacionadas con los crímenes en este caso, condujeron hasta una fábrica de alfombras en Dalton, Georgia.  Williams, que vivía en Atlanta, era poseedor de una de las alfombras fabricadas allí. La probabilidad de que alguien escogido al azar en Atlanta fuera propietario de una de estas alfombras se estimó en 1 entre 8000. Una segunda clase de fibras encontradas en el pantalón de una de las víctimas coincidía con la alfombrillas de la furgoneta de Williams. Las probabilidades eran para este caso de 1 entre 4000. La probabilidad de que un individuo tuviera alfombra y alfombrillas de esta clase alcanzaba la probabilidad de 1 entre 32 millones. Demasiada casualidad para el jurado.

¿Recuerda el lector como los detectives en las películas nos tienen acostumbrados a pasar un lápiz sobre una página en blanco de una libreta para sacar a la luz lo escrito en páginas superiores que han sido arrancadas? Los forenses emplean un método más sofisticado. Colocan cada página de una libreta sobre una malla electrónica y manda una carga electrostática y se aplica un tipo de tóner de fotocopiadora. El texto sale a la luz. Incluso a través de la intensidad del mismo se pueden ordenar las hojas de la libreta.

Las falsificaciones siguen al orden del día. Los métodos de autentificación cada vez son más sofisticados. Por ejemplo, la filigrana de un documento que pasó por ser un manuscrito original del poeta inglés lord Byron permitió demostrar que el papel había sido fabricado en 1834, diez años después de la muerte del poeta. Con la llegada de los ordenadores, las particularidades de las máquinas de escribir mecánicas se han perdido y uno de los indicios más novelescos queda reservado para las historias. Las impresoras de inyección a tinta o las impresoras láser no presentan disimilitudes entre ellas. Deben buscarse otras formas de relacionar al autor con un documento. Localizar los ficheros en el disco duro de un ordenador a pesar de que hayan sido eliminados por el autor es tarea de los nuevos forenses informáticos. Nuevos tiempos, nuevos criminales, nuevas técnicas forenses.



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